¿ESTAMOS REALMENTE INFORMADOS? por Lara Lancuba
- Club Austral 180°
- Jun 16, 2020
- 5 min read
¿Han visto cómo en los últimos meses nuestras redes sociales se han llenado de información falsa? ¿O titulares de diarios que parecen un chiste mediático? O quizás han escuchado a mucha gente tener opiniones muy diversas frente a un mismo problema o situación…
Últimamente nos vemos abrumados por la cantidad de información que hay en las redes sociales sobre lo que pasa en el mundo: las protestas por la muerte de George Floyd en Estados Unidos, el descontento social y económico por el aislamiento obligatorio en Argentina, las muertes e infectados en Europa, entre muchos otros. A estos problemas se les adjudica una serie de respuestas y causas, las cuales muchas veces no son verídicas… y por desgracia es de lo que se nutre la gente en nuestro entorno. No hace falta preguntarnos si el grueso de la sociedad actual sabe verdaderamente lo que pasa en el mundo, porque ya todos sabemos la respuesta. Muy pocas personas saben la “verdad” y es por eso que, las que no, tratan de buscar una solución o la culpabilidad de alguien para justificar de alguna manera lo que pasa y no quedarse en esa incertidumbre. Hoy en día se le adjudica la responsabilidad de nuestros problemas, quizás, a funcionarios poderosos y sus “juegos de poder”, o tal vez es consecuencia de la propia condición humana de conflictividad con el otro. Incluso se puede llegar a sostener un debate acerca de quién tiene razón sobre qué por fundamentos ideológicos. Y el juego de quién tiene la verdad, o en todo caso la culpa, continúa interminablemente.
Estas supuestas verdades muchas veces nacen de un concepto que venimos escuchando mucho últimamente, que son las famosas “teorías conspirativas”. El objetivo final de éstas es plantear una respuesta sencilla ante cierto problema de una manera “nunca antes analizada”. Puede ser una respuesta que parece lo suficientemente coherente para ser tomada como verdad, como también puede ser alguna fundamentación descabellada que nos toma por sorpresa. Pero estas teorías al fin y al cabo caen en el mismo problema que aquello contra lo que luchan: la confianza ciega ante la veracidad de estas explicaciones.
Estas teorías conspirativas, lejos de brindar calma y tranquilidad a la sociedad, fomentan un clima de paranoia constante y ansiedad pura. El ciudadano promedio prefiere alinearse a una causa de la cual no está seguro ni de su origen, ni de su fundamentación, antes de “perderse” estar a la moda en las redes sociales. La inclinación hacia compartir o difundir un mensaje, sin analizar el trasfondo ni la explicación previa a la noticia, es algo que nos toca ver a todos constantemente. Pero es algo que indudablemente no tenemos por qué dejar pasar. Como futuros profesionales nos toca estar del lado de la investigación y del cuestionamiento de la realidad. No tenemos por qué saber de todo, todo el tiempo, ni tampoco estar al 100% informados de la realidad… nos volveríamos locos. Pero tampoco caer en la trampa de que el primer mensaje de WhatsApp que nos llega sobre un tema determinado es la única e indiscutible verdad.
Hoy nos toca vivir una situación particular, quizás para nuestra generación y las generaciones próximas nunca antes vista: vivir una pandemia. “¿Qué causó el virus? … O quizás , ¿quién lo causó?... ¿Cómo sé que no se creó en un laboratorio?... Hay mucha gente que dice que es así… Seguro es una estrategia política…. Esto es algo natural.”. Existen infinitos comentarios en las redes, que llegan a nuestros ojos con el simple hecho de clickear un link.
Desde el Laboratorio de Investigación Forense Digital de Atlantic Council, Graham Brookie (director del laboratorio) explica:” No habíamos enfrentado una pandemia en una era en la que los humanos estuvieran tan conectados y tuvieran tanto acceso a la información como ahora”. Hoy todos comentan sobre todo , sintiéndose portadores de la verdad única, sin medir las consecuencias de la influencia que tienen en el pensamiento ajeno. Más que nada los denominados “influencers”, quienes cuentan con un público extenso de seguidores de los cuales gran parte toman sus declaraciones como única fuente de información. La gente hoy en día necesita dominar la verdad y poder sentirse capaz de saber lo que realmente ocurre, lo que da origen a estas teorías.
“Si la verdad no satisface esas necesidades, los humanos tenemos una capacidad increíble de inventar historias que lo harán, incluso si una parte de nosotros sabe que son falsas”. [1]
En inglés hay una distinción entre “misinformation” y “disinformation” . “Disinformation” se entiende como” la difusión de información deliberadamente falsa”[2], mientras que “misinformation” se refiere a "información incorrecta". Hoy en día la gente no sólo comparte información falsa por poco conocimiento en el sector, sino que muchas veces lo hace maliciosamente. Al hacerle creer al otro noticias falsas, se genera este clima de paranoia e incertidumbre constante mencionado anteriormente. Es por esto que no debemos dejarnos engañar por estos difusores de fake news. Siempre hay que otorgarles el beneficio de la duda a los medios de comunicación y a los supuestos rumores que corren en las redes sociales, antes de poder debatir o incluso difundir sobre algo.
Un estudio patrocinado por “The Society for the Improvement of Psychological Science” [3], en donde se estudian ciencias y psicología del comportamiento, prueba que la gente difunde ideas falsas sobre el COVID-19 porque no pueden discernir entre lo verdadero y falso al compartirlo en sus redes sociales. En esta investigación se descubrió que las personas son más propensas a creer y compartir falsedades si son mas intuitivas o menos conocedoras de la ciencia.
El ambiente que genera la pandemia ha sido un gran desafío para todos, tanto para multiplicar la cantidad de “fake news” que hay , como también para tomar las “verdades” como una cuestión de vida o muerte. Considero que hay que dejar de leer una sola fuente como medio de información y comenzar a utilizar la accesibilidad que tenemos para adquirirla de diferentes puntos de vista. Encontrarnos más interesados en temas que estamos dispuestos a debatir, y los que no, dejárselo a personas que sepan realmente que pasa que quizás puedan explicarlo mejor. No hay nada de malo en no saber sobre un determinado tema, lo que debemos cambiar es dejar de divulgar información falsa por el mero hecho de decir algo…
-Lara Lancuba
[1] Teorías de la conspiración del coronavirus: por qué prosperan y por qué son peligrosas- The New York Times- Max Fisher https://www.nytimes.com/es/2020/04/13/espanol/mundo/coronavirus-conspiracion-fake-news.html [2] On the Difference or Equality of Information, Misinformation, and Disinformation: A Critical Research Perspective- Bernd Carsten Stahl Centre for Computing and Social Responsibility, De Montfort University, Leicester, UK (2006) [3] Fighting COVID-19 misinformation on social media: Experimental evidence for a scalable accuracy nudge intervention. AUTHORS: Gordon Pennycook, Jonathon McPhetres, Yunhao Zhang, Jackson Lu, David Rand
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